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Estamos aquí reunidos esta noche para afirmar nuestra continuidad con las generaciones Judías que han mantenido viva la visión de libertad que es inherente a la historia del Éxodo. Afirmamos con orgullo que somos los descendientes de esclavos: históricamente, el primer grupo de esclavos que se rebelaron contra sus amos y ganaron. Esta fue la primera lucha de liberación nacional registrada por la historia, y ha sido el prototipo de lucha que otras naciones han seguido para librarse de sus opresores.
Muchas otras personas han hecho su mejor esfuerzo para olvidar sus orígenes humildes. Otros pueblos se han visto a sí mismos como descendientes de dioses o de súper-humanos. Los judíos estamos orgullosos de que nuestro pueblo se ha mantenido en un auto-concepto de descendientes de esclavos, y que ha insistido en contar su historia de liberación como el evento formativo central a través del cual se ha construido nuestra cultura.
El encendido de las velas
En el principio, la oscuridad cubría la faz de lo profundo. Después, el aliento de Di-s se abalanzó sobre las aguas. Respiremos juntos. Recuperemos nuestro aliento tras la esclavitud, tras la ansiedad, y tras la necesidad de hacer, siempre hacer cosas. Seamos conscientes del Aliento de Vida, de Quien nos exhaló a la Vida. Di-s exhaló “¡Hágase la Luz!”, y la luz fue creada.
(Prender una vela blanca)
Somos la generación que está de pie entre las llamas. Detrás nuestro están las flamas y el humo que se elevaron de Auschwitz e Hiroshima. Ante nosotros, está la tarea de hacer del fuego una llama que no lo consuma todo, sino la luz en la que nos vemos reflejados. Todos somos diferentes. Todos estamos hechos en la imagen de Di-s. Encendemos esta llama para ver más claramente que la Tierra, y la raza humana, no son para quemarse. Encendemos esta llama para ver más claramente el arcoíris de nuestras caras.
Baruch atah Adonai Eloheinu melech ha-olam asher kidshanu b'mitzvotav vitzivanu l 'hadlik ner shel yomtov.
Bendito eres Tú, HaShem nuestro Di-s, Espíritu Vivo del Universo, quien nos ha hecho sagrados con tus mandamientos, y nos ha mandado encender esta luz para Tu Día Sagrado. Bendito eres Tú, HaShem nuestro Di-s, Espíritu Vivo del Universo, Quien hizo de la tierra una Tierra, y a todos los humanos que habitamos en ella; Quien exhaló en nuestra terrosidad el espíritu de la libertad; Quien nos hizo sagrados, para que sepamos distinguir lo que es sagrado.
Esta noche beberemos no una copa sino cuatro, mientras contamos la historia de nuestro viaje desde el éxodo hasta la liberación; un viaje que tuvo muchas pausas en el camino. Nos encontramos primero con el reconocimiento de la esclavitud, de la degradación, y de la angostura. Hasta que no sepamos las formas en las que vivimos como esclavos, jamás podremos ser libres.
La historia de una uva
El vino… la uva tiene que soportar mucho dolor hasta que se convierte en vino. Cuando al fin es vino, es muy hermoso. Nosotros también tenemos que atravesar muchos pesares hasta que alcanzamos el lugar en donde nos corresponde estar. ¿Saben? Si le preguntáramos a la uva acerca de su experiencia a mitad del proceso, la uva nos diría:
-¿Sabes por lo que estoy pasando? Todos me pisan. Érase una vez cuando yo era una Hermosa uva. ¡Y mírame ahora!
Pero yo le respondería a la uva:
-Espera. Pronto, pronto…
(Reb Shlomo Carlbach)
Bebemos esta primera copa para hacer consciencia.
Baruch atah Adonai Eloheinu melech ha'olam, borei pri hagafen.
Bendito eres Tú nuestro Di-s, Espíritu del Mundo Quien crea el fruto de la vid.
(Beber vino/jugo de uva).
Lavado de manos (Todos se ayudan a lavarse mutuamente las manos.)
El deseo de libertad surgió por primera vez, nos cuenta la historia del Éxodo, cuando las parteras Shifrah y Pu’ah se opusieron al decreto del Faraón de ahogar a cada niño Israelí en el Nilo, y cuando Miriam cuidó a su hermano Moisés para asegurar su bienestar. En las aguas del nacimiento y en las aguas del Nilo, estas extraordinarias mujeres vieron vida y liberación.
(Toma una pieza de karpas, el perejil, y remójalo en agua salada)
El agua salada nos recuerda no solo a las lágrimas derramadas por nuestros ancestros durante sus largos años en la esclavitud, pero también nos sirve para reflexionar en las maneras en las que hemos fallado en cuidar de la Tierra. El mandato sagrado de trabajar la tierra y ejercer soberanía sobre ella ha sido degradado a la noción de que la Tierra es simplemente un recurso a ser explotado. Si construimos una sociedad en la que a la gente se le educa para ver por sí misma y lograr sus propios intereses, sin considerar las consecuencias para los demás, entonces una crisis ecológica será inevitable.
Como judíos reconocemos que nuestro destino está interconectado al de los demás. El campesino brasileño que no tiene otro modo de vida que talar el bosque, el pescador japonés que no tiene otra forma de sobrevivir más que vaciando el mar. Todos están actuando racionalmente. Sin embargo, sus acciones tienen consecuencias desastrosas para el resto de nosotros. Nuestra tarea no es condenar a esta gente, pero construir un sistema social en el que la gente ya no se vea obligada a escoger entre sus propios intereses y los interese del medio ambiente. Esta no es solamente una cuestión de aprendizaje individual de cómo ser ecológicamente conscientes, sino también de transformar los sistemas sociales que actualmente hacen posible que la gente se enriquezca de actividades que destruyen y ponen en riesgo a nuestro planeta.
Nos acercamos a la Tierra no sólo como nuestro sustento, vital para nuestra supervivencia, sino también como un lugar sagrado, digno de nuestro respeto y admiración. El Libro nos enseña que toda la Tierra está llena de la Gloria de Di-s: que todas las partes están vivas, son sagradas y milagrosas. Hoy, mientras nos re-dedicamos a salvar a la Tierra del daño ecológico que se le ha hecho, también nos alegramos en la Tierra y le agradecemos a Di-s por su belleza y sus maravillas. (Reb Arthur Waskow)
Baruch atah Shechina Eloheinu melech ha'olam borei pri ha'adumah.
Bendito eres Tú, nuestro Di-s querido, Amo del Mundo quien crea los frutos de la Tierra. (Remojar el perejil 2 veces en agua salada y comerlo).
Los huevos son el símbolo de la primavera, de la fertilidad, y del dar vida. Los huevos también nos enseñan que entre más permanezca algo en agua hirviendo, más resistente se vuelve. (Remojar el huevo en agua salada y comerlo).
(Romper en dos una de las matzot de en medio. Dejar una mitad entre las otras tres matzot enteras y esconder la otra mitad para el afikomen).
No se recita un rezo antes de romper la matzá en nuestro plato de Séder. Este es un acto silencioso. Seamos conscientes de que, como la matzá rota, todos somos incompletos: con plegarias por responder y promesas por cumplirse. Escondemos parte de la matzá rota y esperamos que sea encontrada al final de nuestra cena de Séder, pues reconocemos que hay partes de nosotros mismos que aún nos son desconocidas. Seguimos descubriendo lo que nos hace seres completos. (Reb Harold Schulweis)
Somos como panes.
Algunos de nosotros no tenemos la oportunidad de alzarnos como los panes dorados de jalá, rellenos de pasas dulces y coronados con trenzas brillantes. Apresurados, desatendidos, sin cuidar y amasar por manos cariñosas, crecemos temiendo que cualquier roce vaya a causar que nos rompamos. Hay algunos ingredientes que jamás recibimos. Esta noche, bendigamos nuestras superficies rajadas y nuestras orillas burdas, sin miedo a ver nuestra fragilidad y con suficiente valentía de ver nuestra belleza. Alzando las manos buscando plenitud, juntemos las partes que hemos encontrado de nosotros mismos, y honoremos todo aquello que sigue escondido. (Tamara Cohen)
El Faraón que nos acecha no es la figura histórica del Gobernante de Egipto, pero la ilusión siempre presente de que, de alguna manera, yo soy diferente a ti. La cena de Séder nos llama a despertar al hecho de que aun cuando yo, como todos nosotros, somos absolutamente únicos, seguimos siendo Uno y el mismo.
Así como cada nudo de una soga es diferente de los demás nudos de esa soga, la soga y los nudos siguen siendo parte de la soga misma. Tú y yo y todos los seres vivientes somos nudos de una misma soga. Esa soga es Di-s Nuestro Señ-r, la Única Realidad que le da Vida a formas infinitas y a la increíble nudosidad de la vida. (Reb Rami Shapiro)
(Sosteniendo la matzá, recitando).
Contemplen, este es el pan de la aflicción que nuestras madres y hermanas prepararon y comieron durante su apresurada huida de Mitzrayim, de Egipto. Que todas las mujeres hambrientas de conocimiento, por conocer sus orígenes y sus tradiciones como mujeres, conozcan y expresen su naturaleza y sus fortalezas, que todas entren y coman con nosotros. Y que todos los hombres que necesiten ser libres, desarrollen sus propias tradiciones y significados, y que nos acompañen en nuestro festín de Pésaj. Este año estamos aquí. El año siguiente viviremos seguros y en comunidad. Este año somos esclavos. El año siguiente seremos hombres y mujeres libres.
Mitzrayim es la palabra Hebrea para denominar a Egipto. Conservamos esta raíz en hebreo porque evoca más que a un lugar. En hebreo, Mitzrayim significa “de lugares estrechos”. Nuestros rabinos han enseñado que el verdadero éxodo no fue un escape único de un lugar particular en la historia, sino que es una lucha incesante para liberarnos a nosotros mismos de los lugares estrechos de nuestras vidas. (Reb Rami Shapiro)
Este es el pan de la aflicción. Está entero, y mientras permanezca entero, nadie puede comer de él. Cuando rompemos la matzá en dos y la compartimos, se vuelve el pan de la libertad. La tierra que da pan a dos personas debe de ser dividida en dos, para que ambas personas puedan comer de él. Con esto no sólo reflexionamos en la historia de Egipto e Israel, sino en la relación actual de Israel y Palestina. Mientras un sólo pueblo esté en posesión de toda la Tierra, es una Tierra de aflicción y nada puede ser nutrido por ella. Cuando cada pueblo pueda comer de parte de la Tierra, se convertirá en una Tierra de Libertad. (Reb Arthur Waskow)
Las Cuatro Preguntas
¿Por qué es esta noche diferente de las demás?
En cualquier otra noche podemos comer pan con o sin levadura, pero en esta noche sólo comemos pan sin levadura. En cualquier otra noche podemos comer todo tipo de hierbas y especias, pero en esta noche sólo comemos las que sean amargas. En cualquier otra noche no remojamos la comida ni una sola vez, pero en esta noche remojamos la comida dos veces. En cualquier otra noche comemos y bebemos ya sea sentados o reclinándonos, pero en esta noche todos nos reclinamos. (Eliezer Lorne Segal)
(Rellenar las copas con vino o jugo de uva).
Los Cuatro Niños
Esta noche continuaremos con la tradición de la Torá de hacer cuatro preguntas porque tiene relevancia para nosotros hoy día. Sin embargo, nos haremos estas preguntas a nosotros mismos, como parejas, como padres, como niños, como heterosexuales y homosexuales, como judíos de nacimiento y como judíos por elección, o como judíos y gentiles, pues todos tenemos una relación única con esta tradición.
El primer niño pregunta: ¿Por qué necesitamos un Séder que no es tradicional?
Necesitamos construir nuestras propias ideas acerca del significado de la historia del Éxodo y su relación con la libertad y la justicia. Porque estamos en constante crecimiento y cambio, existe la necesidad de que la Haggadah se revise cada año, para hacer de Pésaj una fecha relevante a nuestras preocupaciones actuales.
El segundo niño pregunta: ¿Por qué estamos teniendo un Séder hoy día?
Porque somos conscientes de cómo el ser judíos impacta nuestras vidas. Pésaj es un ritual sobre opresión, sobre la tradición de un pueblo que por miles de años ha sobrevivido a exilios y genocidios. Hoy estamos aquí reunidos para ser conscientes de nuestro sufrimiento, pero también para celebrar la sabiduría y el coraje que nacen de ese dolor. Es en el reconocimiento de nuestra propia opresión, que podemos identificarnos con y respetar la opresión que otros pueblos han sufrido o siguen sufriendo.
El tercer niño pregunta: ¿Qué significa este Séder para ti?
Nuestra tradición nos ha enseñado que ya sea en Egipto, en Varsovia o en Querétaro, la negación no va a salvar a nadie de la opresión y la persecución que puede sufrir. Otros lo etiquetarán, aun cuando él no se etiquete a sí mismo. Animamos a todas las personas a afirmarse como lo que son, como parte de nuestro lazo en común.
A la cuarta niña que no está presente, se le pregunta: ¿En dónde encaja?
Se le recuerda y se le nombra. Hay muchas personas en nuestras vidas, en nuestro pasado y en nuestras tradiciones, que no pueden estar hoy aquí con nosotros. Algunos de ellos han muerto, otros viven lejos, otros tantos ya no son nuestros amigos, y otros más faltan por volverse nuestros amigos. En el espíritu de Pésaj y de nuestras raíces en común, mantenemos a esa gente en la memoria y en el corazón. Hoy recordamos a esas personas como nuestros hermanos y hermanas.
(Se les invita a nombrar a aquellos a quienes quisieran recordar).
Cuatro niños traen diferentes preguntas a la mesa de Séder esta noche, acerca de la relación Israel-Palestina.
El niño enojado pregunta: ¿Por qué debo de comprometerme?
Le contestamos que escogemos la ruta del compromiso porque la alternativa es la destrucción mutua, tanto moral como física, de ambos pueblos. Si fallamos en comprometernos, perderemos la visión de un futuro para nuestros hijos.
El niño inocente pregunta: ¿Por qué no nos podemos amar los unos a los otros?
Le contestamos que ninguno de nosotros puede vivir como si la historia no hubiera sucedido. Desafortunadamente, demasiada sangre ha sido derramada por ambas partes. Es tiempo de construir confianza.
El niño asustado pregunta: ¿Cómo puedo estar a salvo?
Le respondemos que los dos pueblos estamos asustados. Y nos pregunta: ¿Cómo puedo estar a salvo si mis hermanos y hermanas no están a salvo? Para esto, todavía no tenemos una respuesta clara.
El niño sabio pregunta: ¿Cómo puedo tomar pasos en paz, y hacia la paz?
Esta es la pregunta con la que debatimos esta noche. Pero es una pregunta que va más allá de esta noche. Porque en cada uno de nosotros viven estos cuatro niños, independientemente del pueblo al que pertenezcamos. Cada uno carga consigo mismo al niño enojado, al asustado, al inocente y al sabio. Si sólo prestáramos atención a los cuatro, podríamos responder la cuarta pregunta. Si sólo prestáramos atención a los cuatro, podríamos crear pueblos que en verdad sean sabios. (Reb Arthur Waskow)
Nuestros ancestros viajaron a Egipto por una crisis económica, y la hambruna subsecuente que se vivió en Canaán. Egipto parecía hospitalario. José llegó a ser el burócrata económico de más alto poder en la Corte del Faraón. Nuestros ancestros estaban convencidos de que su posición les proveería de seguridad y confiaron en que las personas en el poder se mantendrían a su favor. Cuando cambiaron los gobernantes, el nuevo Faraón prefirió ignorar las contribuciones que los judíos habían hecho a la sociedad egipcia. Él necesitaba mano de obra esclava para erigir los monumentos de su imperio, así que nos esclavizó.
Para contrarrestar los esporádicos actos de resistencia, el Faraón inició una política de genocidio. Ordenó ahogar a todos los bebés varones judíos, recién nacidos. Llamó a Shifrah y Pu'ah, dos parteras, para lograr su colaboración. Pero en vez de obedecerlo, salvaron la vida de los bebés judíos.
Cuando Yocheved dio a luz a Moisés, planeó cómo esconderlo. Su hija Miriam le ayudó. Cuando Moisés fue descubierto y adoptado por la hija del Faraón, Miriam valientemente sugirió que fuera Yocheved la nodriza del bebé. Moisés fue criado con el conocimiento del sufrimiento de su gente, aunque Yocheved no le dijo que él era hebreo o que ella era su madre, hasta que creció. Gracias a la valentía, a la audacia, a la ingenuidad y al sacrificio de Yocheved y Miriam, Moisés desarrolló la fuerza y la determinación para liderar a nuestro pueblo hacia la libertad.
Aun cuando Moisés creció en la corte del Faraón como su nieto, Moisés buscó su identidad con su propia gente. Un día salió con los esclavos judíos y vio a un capataz egipcio golpeando a un judío. Moisés mató al capataz y escondió su cuerpo en la arena. Al día siguiente, un judío celoso amenazó con delatarlo. Moisés tuvo que escapar apresuradamente a la tierra desértica de Medián. Ahí se casó con Zipporah, la hija de Jethro, un sacerdote Medianita.
Moisés no pudo mantenerse alejado de casa durante mucho tiempo. Las enseñanzas valerosas de Yocheved y Miriam lo acompañaron aún en el desierto. La visión de un arbusto en llamas que no se consumía, despertó su furia. Moisés regresó a Egipto para liderar la lucha de liberación de nuestra gente.
Moisés y su hermano Aarón le pidieron al Faraón permiso para atender a un festival religioso en el desierto, que duraría 3 días. El Faraón se rehusó a aceptar su petición. Tras esto, el Faraón ordenó a los capataces que eliminaran el suministro de paja para los ladrillos, obligando a los judíos a recolectar la paja para su trabajo. Además, ordenó que produjeran doble cantidad de ladrillos al día.
Los judíos empezamos nuestro proceso de liberación de Egipto cuando dejamos de pedir que se nos permitiera salir, y empezamos a exigirlo. Nada que Moisés o Aarón dijeran o hicieran afectaba al Faraón. Él era inmune a las súplicas de justicia y misericordia, y se mantuvo imperturbable ante las amenazas de consecuencias inimaginables. Diez plagas azotaron a los egipcios. El Faraón contemplaba cómo las ranas y las langostas pululaban sobre la tierra, como el olor pestilente de la sangre se elevaba de los ríos, y cómo las úlceras y los piojos cubrían la piel de los egipcios.
No fue sino hasta la muerte de los primogénitos que el Faraón dejó a los Israelitas irse. Aún entonces, cambió de parecer y ordenó que sus soldados los persiguieran. Los Israelitas caminaron sobre el lecho seco del mar, con las aguas a ambos lados formando paredes seguras para ellos. Cuando los egipcios los persiguieron en ese mar seco, las aguas cayeron y cubrieron los caballos, los carros, y los jinetes del Faraón.
Con esto en mente, pedimos: NO más muertes. NO más hambre. NO más contaminación. NO más racismo. NO más sexismo. NO más homofobia. NO más anti-semitismo.
A todos nos gusta cuando Di-s hace Milagros para nosotros. Pero la pregunta es, ¿entiendes que tú eres un milagro, que tu vida está llena de pequeños milagros, y que todo en sí es un milagro? Si vives en un nivel espiritual en el que permites que los milagros sean parte de tu vida, y tu confianza en Di-s alcanza el nivel de un milagro, entonces los milagros te suceden. Si no vives tu vida en ese nivel espiritual, entonces los milagros no te sucederán. (Reb Shlomo Carlbach)
De estas copas de alegría, removemos diez gotas de vino o jugo para ser conscientes del dolor de nuestros hermanos egipcios.
Dahm Sangre
Tzefardeah Ranas
Kinim Piojos
Arov Bestias
Dever Plaga del ganado
Shechin Úlceras
Barad Granizo
Arbeh Langostas
Choshek Oscuridad
Makat Bechorot Muerte de los primogénitos
Di-s en este texto parece lleno de ira. Moisés, Aarón y los Israelitas han pasado por un proceso en el cual Di-s continuamente endurece el corazón del Faraón, para castigarlo aún más. Esta sección empieza diciendo, “Ve con el Faraón. Pues he endurecido su corazón y los corazones de sus cortesanos, para poder mostrarles Mis señales y maravillas”. ¿Pero por qué exige Di-s un sacrificio de sangre de todos nosotros, ya sea tomando la sangre de un cordero y pintando los dinteles de las puertas con ella, o el alma de niños inocentes?
Cuando Di-s pasa sobre las casas en Egipto, Di-s toma venganza. Esta es una idea que pone incómodos a muchos judíos reconstruccionistas, y a mucha gente en general. Esta incomodidad viene del hecho de que Di-s pudo habernos librado en cualquier momento sin tomar tantas vidas, pero el hecho es que Di-s obró de esta manera a propósito para demostrar lo fuerte y poderoso que es Él en realidad. Aquí, Di-s está iracundo y desbocando su ira. Así, año tras año debatimos con esta parte del texto.
Pero este año estamos determinados a traer algo de luz sobre este pasaje lleno de oscuridad, muerte y destrucción. Sabemos que no somos los primeros en debatirnos con esta imagen de Di-s, o con la situación misma. Por eso, escuchemos la historia de una mujer Israelí, que también lucha con la pérdida de sus vecinos, y con la ira de Di-s. Esperamos que este poema actúe como una chispa divina, trayendo luz donde hay oscuridad:
¿A dónde iremos? ¿Quién de nosotros lo sabe? Ha pasado tanto tiempo desde que éramos capaces de caminar en libertad. De rezar en libertad. De actuar en libertad. Y aun así, percibo la sensación de urgencia en estos momentos, en mis movimientos. Pues en cualquier momento podría despertar de este sueño de libertad, y perversamente, ser regresada a Egipto. Donde no tengo voz ni voto. Donde soy un número, no una persona. Así que andaremos errantes, tratando de mantener este estado de media consciencia, luchando contra los recuerdos de la oscuridad, de las plagas, de la muerte. De la muerte pasando sobre nosotros.
Tenía tanto miedo de no saber qué me pasaría, qué le pasaría a mi familia, a mi gente. Pero más allá de ese miedo, ¿qué les pasaría a mis vecinos, a mis vecinos egipcios? A mis vecinos, que no eran intolerantes ni racistas. A mis vecinos, que me traían caldo cuando me enfermaba, o que me sonreían cuando lo necesitaba. A mis vecinos, quienes me cuidaron cuando di a luz, y que sostuvieron mi mano cuando lloré mi pérdida. Recordaré sus actos de bondad todos los días de mi vida.
Y no entiendo como mi Di-s, Di-s de toda la Creación, El Bendito al que se le llama “Yo Soy El Que Soy”, el que atesora nuestras vidas, pueda importarle tan poco las vidas de otras personas. ¿Por qué deben ellos de morir para que yo sea libre? No vivir… ser libre. ¿Cuál es el precio de una vida en libertad? ¿Cómo puede sostenerse la libertad en comparación a la pérdida de vidas humanas? ¿Cómo puede Di-s actuar como un perpetrador de genocidio? Exterminando a una generación a la que no se le dio oportunidad de probarse a sí misma. Porque tal vez ellos hubieran sido diferentes. Tal vez ellos hubieran visto la valía de toda la gente, y no nada más su valor como mano de obra esclava. Tal vez ellos hubieran visto la chispa divina que nos hace a todos estar hechos a la Imagen de Di-s.
Esta es la chispa que yo vi en los ojos de mi vecina. Yo también sostuve su mano. Yo también le llevé caldo cuando estaba enferma. La cuidé cuando dio a luz. La acompañé en su luto. Celebré sus festividades con ella.
Oh, Fuente Santa de Bendiciones. ¿Conoceré de nuevo la alegría de esa Amistad? Pues también era sagrada. Y aún así, en un instante, me la quitaste. Entonces, cuando crucemos de la esclavitud hacia la libertad y Miriam saque su pandero y empiece a bailar… yo no la seguiré. Yo no bailaré en el funeral de mi enemigo. Porque esos enemigos también eran mis amigos, y también comparto su pérdida. (Autor: James Greene).
Canción de la película "El Príncipe de Egipto".
Si pudiéramos crear el hábito de pasar tiempo con nosotros mismos, de ser honestos acerca de las verdades de nuestras vidas, y tener claridad de lo que queremos hacer… Dayenu
Si pudiéramos dar y recibir toda la intimidad, el afecto, el apoyo y el cuidado que necesitamos a diario, para darlo y recibirlo de la gente adecuada… Dayenu
Si pudiéramos tener trabajos satisfactorios, juegos entretenidos, metas creativas y que no hubiera aburrimiento… Dayenu
Si los niños del mundo recibieran una buena educación de sus padres, educación académica, y la alimentación que les permitiera crecer a ser adultos saludables y estables… Dayenu
Si el temor a la mala salud, a la soledad y a la pobreza pudieran ser disipados, para que el acto de envejecer fuera visto como parte del proceso de vivir, en vez de verse como un prospecto a temer… Dayenu
Si el compromiso a una vida de aprendizaje, de crecimiento, de tomar riesgos y de una conciencia expandida fuera lo suficientemente fuerte en todos nosotros para crear humanos conscientes, con intereses, y completamente vivos, que una vez más camináramos sobre el mundo tomados de la mano… Dayenu
Si pudiéramos salir al mundo a compartir la alegría que sentimos esta noche al celebrar juntos el Éxodo, y pudiéramos ver cómo así se repara el mundo (tikkun olam) … Dayenu.
(Reb Arthur Waskow)
Continuamos con el proceso de liberación mientras bebemos la segunda copa de vino o jugo de uva. Hemos experimentado el estar conscientes de la degradación que llevó a los Israelitas a resistirse a la esclavitud. Bebemos esta segunda copa en honor de la redención y de la sanación, aun cuando reconocemos que nos espera el esfuerzo continuo y el camino, aún desconocido, a través del desierto.
Baruch atah Adonai Eloheinu melech ha'olam, borei pri hagafen.
Bendito es la Fuente de Vida para Todos los Mundos, que ha creado los frutos de la vid. (Beber el vino o el jugo).
(Cada quién se enjuaga las manos).
Baruch atah Adonai Eloheinu melech ha’olam asher kidishanu b’mitzvotav vitzivanu al netilat yadayim.
Bendito Eres Tú Di-s Nuestro Señ-r, quien nos ha santificado con sus mandamientos y nos ha mandado lavarnos las manos.
Lavémonos las manos y limpiémoslas de discordia. Que esta mesa esté libre de miedo y de ira, y que luchemos juntos para ser uno con Quien Es Uno. Con esta limpieza de manos, limpiamos también nuestros corazones. Mientras nos preparamos para participar de esta comida de libertad, librémonos de enojos de antaño y de dolores ya antiguos. Extendamos la mano hacia los demás con nuevas manos, nuevos corazones y nuevos espíritus, listos para abrazarnos, alzarnos espiritualmente y amarnos. (Reb Rami Shapiro)
(Alzar la matzá).
Esta es la matzá, el pan de la liberación y de la rebelión que nuestras antepasadas hornearon y comieron.
Baruch atah Shechina Eloheinu melech ha'olam ha motzi lechem meen ha aretz.
Bendito eres Tú, Querido, Amo del Mundo, Quien trae el pan de la Tierra.
Baruch atah Adonai Eloheinu melech ha’olam asher kidishanu b’mitzvohtav vitzivanu al achilat matzah.
Bendito eres Tú, Vida de los Mundos, Quien nos ha santificado con Tus mandamientos y nos ha mandado comer matzá. (Comer la matzá).
Marror son las hierbas amargas. Comamos este marror para renovar nuestra habilidad para sentir y tener compasión de lo que es amargo en nuestras vidas y en el mundo. Que no reprimamos esa amargura, ni que huyamos de ella. Que podamos sentir claramente dónde está el mal para poner de nuestra parte para enmendarlo. Y que siempre tengamos acceso a la dulzura del Charoset para quitar la amargura después de haberla probado, y de habernos comprometido a mejorar un mal amargo. (Reb Zalman Schacter-Shalomi)
Charoset es una mezcla de manzanas, nueces, vino y especias hechas una pasta. Simboliza el mortero que nuestros ancestros usaron para construir las pirámides. El sabor dulce del Charoset también nos recuerda que en los momentos más amargos de nuestra esclavitud, nuestra gente siempre recordó el dulce sabor de la libertad.
Baruch atah Adonai Eloheinu melechha'olam asher kidishanu b’mitzvotav vitzivanu al achilat marror.
Bendito eres Tú Di-s, Señ-r, Espíritu del Mundo que nos ha santificado con sus mandamientos y nos ha mandado comer hierbas amargas. (Toma las hierbas amargas, remójarlas en el charoset y comerlas).
(Toma una matzá y haz un sandwich con lechuga, charoset y marror).
La comida.
Uno de los aspectos más inusuales de la cena de Séder es que no puede continuar hasta que se haya encontrado el afikomen. Este juego suele jugarse por los niños. Este juego nos da a entender el poder de las nuevas generaciones, pues representa cómo nuestra herencia sobrevivirá no importa qué tan escondida parezca, siempre y cuando nuestros niños salgan a encontrarla.
Las Alabanzas son Tuyas, Eterno, Quien a diario invita al Mundo a un festín de bondad, compasión y amor. Tú nos alimentas, tú nos sustentas. Tú nos colmas de Tu Bondad. Tú les provees a todos. Tú amas sin medida. Porque Tú eres tan Bueno con nosotros, nunca nos ha faltado sustento en el pasado. Y tenemos esperanza de que nunca nos falte comida en el futuro. Bendito eres Tú quien le da sustento a todo.
(Rellena las copas con vino o jugo de uva).
Dedicamos la primera copa a la consciencia – el primer paso en el camino de la liberación. Bebimos la segunda copa en celebración de la redención de Egipto. Ahora bebemos esta tercera copa en gratitud por todos los presentes que se nos han dado. La cena de Séder nos recuerda al regalo de las relaciones – a los amigos y a la familia, y a nuestras posesiones materiales – buena comida y buena bebida. Pero sobre todo, damos gracias por el regalo más grande de todos – la habilidad para retar, cuestionar, escoger y luchar para lograr la libertad. Bendito sea El Que Sustenta, El Que Sana, El Que Da la Vida.
Baruch atah Shechina melech ha'olam borei pri hagafen.
Bendito eres Tú, El Querido, Amo del Mundo quien crea el fruto de la vid. (Beber el vino o jugo de uva).
En cada generación, alguien se alza para destruir nuestra libertad. En cada generación, debemos salir y avanzar de la esclavitud hacia la libertad. Esta noche, en nuestra generación, oímos los gritos de dolor en nuestro propio país.
- Los gritos de una mujer que muere de cáncer de seno, causado por los pesticidas vertidos sin cuidado en la tierra y en el aire.
- El llanto de un bebé hambriento porque a su madre la sacaron de algún programa de beneficio del Gobierno.
- Los sollozos de un hombre quien su cuerpo se está rindiendo al SIDA, y que no le permitieron afiliarse al Seguro Popular.
- La tos de un conserje quien se contagió de tuberculosis de su vecino, pues éste no tiene un trabajo que le dé la prestación del IMSS.
- Las lágrimas de un estudiante de primaria a quien han sacado de la escuela porque ya no pueden pagar las cuotas escolares, y ahora tiene que trabajar limpiando coches en la calle.
- Los gritos de la pelea de una pareja de profesionales que nunca se ven, ni ven a sus hijos, porque ambos deben trabajar turnos de 12 horas diarias, para no perder el trabajo.
Estos llantos se elevan al Cielo y son vertidos en lo más profundo de los manantiales de la Tierra. Estos llantos, y muchos más, se escuchan a diario en los hogares y los centros de trabajo de la mayoría de los Mexicanos, quienes no quieren que ni los enfermos, ni la Tierra, ni los niños, ni los ancianos, ni los desempleados o los sobre-explotados, ni los pobres, ni los solitarios, sufran. Pero día a día, y cada vez más, nuestros gobernantes y nuestro sistema político se hace de la vista gorda a estos lamentos.
En esta noche, en esta mesa, escuchemos los gritos de dolor de los que nos rodean, y enfrentémonos a los Faraones de nuestra propia generación. Acordemos en esta noche, hoy en esta noche de libertad, qué acciones tomaremos para remediar estos problemas, en esta semana de libertad, la semana de Pésaj. (Reb Arthur Waskow)
(Rellenar las copas de vino o jugo de uva).
When You Believe
Verse:
Many nights we’ve prayed,
With no proof anyone could hear,
In our hearts a hopeful song,
We barely understood.
Now we are not afraid,
Although we know there’s much to fear,
We were moving mountains,
Long before we knew we could.
Chorus:
There can be miracles
When you believe
Though hope is frail
It’s hard to kill
Who knows what miracles
You can achieve
When you believe
Somehow you will
You will when you believe
Verse:
In this time of fear
When prayer so often proves in vain
Hope seemed like the summer birds
Too swiftly flown away
Yet now I’m standing here
My heart’s so full I can’t explain
Seeking faith and speaking words
I never thought I’d say
Bridge:
Ashira Hashem Ki gaoh gaah
Ashira Hashem Ki gaoh gaah
Micha mocha baelim Hashem
Micha mocha nedar bakodesh
Nachitah V’Chas D’Cha am zu galata
Nachitah V’Chas D’Cha am zu galata
Ashira, ashira, ashira
Chorus:
There can be miracles
When you believe
Though hope is frail
It’s hard to kill
Who knows what miracles
You can achieve
When you believe
Somehow you will
Now you will
You will when you believe
Ma Rabu
Yotzeir or uvorei choshech (Quien crea la luz y crea la oscuridad)
oseh shalom uvorei et ha-kol (Quien crea la paz y lo crea todo)
Yotzeir or Yotzeir or (Quien crea la luz y crea la oscuridad)
oseh shalom uvorei et ha-kol (Quien crea la paz y lo crea todo)
Ma rabu maasecha Hashem kulam bechachmah asita malah haaretz Kinyanecha
(¡Qué variadas son Tus creaciones! En tu sabiduría las haz creado todas, ¡la Tierra está llena de tus riquezas!)
La copa de Elías
En el siglo IX A. de N.E., un granjero se sublevó para retar a la dominación sacerdotal. Para que las causas por las cuales él luchó no fueran erosionándose en futuras generaciones, antes de morir Elías declaró que regresaría en cada generación, disfrazado como una persona pobre, oprimida o desdichada, tocando a las puertas de las personas para ver cómo lo trataban. Entonces él sabría si la población alcanzó ya un nivel de humanidad que los hiciera capaces de participar en el albor de la Era Mesiánica, que él anunciaría. Mientras nos comprometemos a luchar por la justicia social, colocamos un vaso de vino en nuestra puerta para declarar abiertamente que, pese a las dificultades por las que pasamos personalmente, nuestra puerta siempre está abierta a cualquier ser humano en necesidad de ayuda.
La copa de Miriam
De acuerdo a la leyenda, un pozo de agua acompañó a los Israelitas en su viaje a través del desierto. Este pozo milagroso fue dado en mérito de Miriam, la hermana de Moisés, quien cuidó a su hermano mientras flotaba río abajo por el Nilo, y tiempo después lo acompañó para liderar a la gente a través del mar. Esta noche recordamos ese pozo ganado como mérito, al colocar la copa de Miriam en nuestra mesa de Séder. La copa de Miriam nos recuerda que hay una presencia que nos da sustento y nos permite prosperar, no sólo sobrevivir.
La experiencia de vacío da pie a nuevas profundidades de sentimiento – el agotamiento y el tedio de la esclavitud y del anhelo por la libertad. Empecemos a ver en dónde nos encontramos atrapados. Empecemos a ver las formas en las que estamos esclavizados a nuestras disposiciones de ánimo, a nuestras ansiedades ocultas, y a nuestro auto-concepto. Ver todo esto en nuestras vidas puede hacernos sentir muy cansados de nuestras vidas, y muy tristes. Mientras la luz de nuestra atención y la conciencia amorosa van brillando cada vez más, ese capullo de tristeza se empieza a soltar y a aligerar, asomándose con una cara abierta y muy sedienta. Pedimos que todo lo que esconde de nosotros las verdades, sea quemado y consumido por este fuego de purificación. Cada una de nuestras vidas se ve reducida a una sola pregunta. Y sólo yo puedo oír ese llamado. (Reb Shefa Gold)
Dedicamos esta cuarta copa a los judíos del mundo, especialmente a los que perecieron en el Holocausto, y a quienes lo sobrevivieron. El simple acto de supervivencia, de mantener vivo a un judío más, fue un acto de resistencia que requirió una valentía enorme, una voluntad de hierro y mucho amor.
Baruch atah Adonai Eloheinu melech ha'olam, borei pri hagafen.
Bendito eres Tú, Vida de los Mundos, quien crea el fruto de la vid. (Beber el vino o jugo de uva).
L’shana haba-ah biy’rushalayim
¡QUE EL PRÓXIMO AÑO SEA EN JERUSALÉN!